“El día que no haya premios, el trabajo y la metodología serán los mismos”

Atiendo la solicitud de entrevista por parte de Marta Sánchez, periodista de ProntoPro. Converso con ella de los más variados temas; charla de la que ella extrajo una fenomenal entrevista publicada en su blog.

Estas cosas sirven para recordar y poner orden de importancia en lo que es ya una experiencia de casi 20 años de servicios jurídicos en Asesoría Busturia Consulting de Las Arenas. 20 años de trabajo, de esfuerzo, de agradecimiento por las oportunidades y por los reconocimientos obtenidos.

Hablando de reconocimientos, aparecen recuerdos de los inicios y brilla la trayectoria que nos llevó desde entonces hasta aquel primer premio Best Lawyers 2012 que nos convirtió en los primeros reconocidos sin despacho en capital de provincia.

Pero entre los inicios y el primer reconocimiento que estimo no pasaron casi 12 años. Porque el verdadero reconocimiento es cuando alguien pone en tus manos una decisión que puede afectarle toda su vida.

El reconocimiento llega muy pronto. En forma de responsabilidad.

Es algo que comparto a menudo con los alumnos de la Escuela de Práctica Jurídica pero nunca había tenido la oportunidad de comentarlo en una entrevista periodística. O sí, quizás; y no se le había dado la importancia que realmente tiene.

Ahora que llevamos casos en Asturias, La Rioja, Cantabria, Alicante, Toledo, Madrid, además de en Euskadi, se valora todavía más la forma que tenemos de trabajar; en la que expertos en diferentes materias del Derecho analizamos cada caso de forma global para poder aportar nuestro punto de vista particular a los análisis de los demás.

Algo habitual en el ejercicio de esta profesión que se está perdiendo en los despachos grandes, mucho más especializados, en los que cada profesional se tiene que limitar a aportar su parte a un caso concreto; llegando a producirse lagunas e, incluso, contradicciones.

En estos tiempos de “uberización” de la profesión considero que actuar así forma parte de la responsabilidad que uno acepta cuando se encarga de la formación de los que, en un futuro próximo, van a recibir ese reconocimiento en forma de responsabilidad por parte de sus clientes.

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