¿Es flexible y accesible la Ley de Segunda Oportunidad?

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Es la pregunta que nos lanzan desde la Revista Merca2.

A nadie se le escapa que la Ley de Segunda Oportunidad de 2015 es un paso adelante muy importante en el camino de llenar el vacío legal que las sucesivas leyes de quiebras iban dejando para los deudores particulares.

La Ley de Segunda Oportunidad nace entonces como la promesa de contar con un instrumento legal que nos ponga a la altura de otros países de nuestro entorno.

Pero tampoco se le escapa a nadie que es un instrumento desconocido entre los particulares y poco comentado o recomendado entre los profesionales; tanto del derecho como de la divulgación o la comunicación: los políticos no ponen esa Ley encima de la mesa para que la gente la conozca.

Puede ser, en parte, ese sentimiento tan de aquí de que “algo habrá hecho para estar así” o más español de que si pones al alcance de todos una herramienta así, la mayoría de los que se acojan a ella serán quienes intenten aprovecharse.

No se trata de flexibilizar los requisitos de acceso que son los que son y los conocemos todos: así funcionan las leyes; sino de tener la confianza necesaria en la gente de que, igual que flexibilizamos las leyes que regulan los Concursos de Acreedores en atención al estado económico que provoca la crisis del COVID y las medidas que los distintos gobiernos han tenido (y están teniendo) que tomar para evitar la propagación del Coronavirus en las empresas, se haga también con otra Ley cuyo espíritu se guía por el mismo objetivo.

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